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No usar el mismo tramo de hilo para toda la boca. Como ya lo sabes, el hilo elimina bacterias nocivas de los espacios interdentales; usando la misma zona de hilo repetidas veces hace mover las bacterias de una zona a otra. Lo que hay que hacer es coger suficiente hilo para poder usar tramos limpios en toda la boca.
No forzar el hilo en zonas muy cerradas. En estas zonas introducir el hilo con mucho cuidado para no dañar la encía mediante un movimiento suave y controlado hacía dentro y fuera.
No abandonar el uso del hilo aunque las encías sangren. Es un gran error pensar que si las encías sangran no se debe usar el hilo dental. Es todo lo contrario: la encía sangra porque tienes gingivitis, es decir la encía está inflamada por no eliminar correctamente la placa bacteriana. La mejor forma de tratar la gingivitis es el control de la placa y para ello el uso del hilo es fundamental. Tras emplearlo durante unos días, las encías mejorarán. De lo contrario, consulta a tu dentista.
No olvidar el espacio de detrás de las últimas muelas. Pensar que al no tener una muela por detrás no hace falta pasar el hilo, es un error.
No usar el hilo de forma desorganizada. Utilízalo ordenadamente empezando por un extremo - por ejemplo última muela superior derecha - y pasarlo seguidamente por todos los espacios hasta terminar por ejemplo en la última muela inferior derecha. El cepillado debe seguir un orden similar. De lo contrario es muy fácil obviar zonas que se quedarán sin limpiar.
Siguiendo estas normas, tu higiene mejorará considerablemente y finalmente tu boca te lo agradecerá.
